El 12 de febrero se conmemora la toma de posesión de las Islas Galápagos por parte de Ecuador. En 1832, el entonces presidente de Ecuador, José Villasmil le ordenó al Gral. Juan Ignacio Hernández que dirigiera las operaciones para incorporar las Islas Galápagos a su país. Hernández logró tomar posesión del archipiélago el 12 de febrero del mismo año.
Fray Tomás de Berlanga, por el año 1535, navegaba desde Panamá por el Océano Pacífico o mar del Sur, cuando se encontró sin viento para su velero (“al pairo”, en términos náuticos) y se percató que la corriente lo llevaba hacia el oeste, alejándose del continente. Cuando un día divisó tierra, había descubierto las islas Galápagos, sin proponérselo.
No se sabe si antes de esta fecha las islas recibieron otros visitantes. Algunos historiadores suponen que quizás balsas o navíos de tribus de litoral (manteños, huancavilcas) llegaron a las islas, pero de eso no se tiene pruebas. Hay la creencia que as descubrió Tupac-Yupanqui mientras se producía una erupción en el archipiélago y que a las dos islas las llamó Ninachumbi y Huahuachumbi.
Después de Tomás de Berlanga las islas han sido ocasionalmente encontradas por navegantes desviados de sus rutas debido a las corriente marinas. Pronto se empezaron a tejer leyendas sobre ellas, bautizándolas como islas Encantadas.
Con esa denominación permanecieron hasta 1570 en que hubo confirmación de su existencia al figurar en la carta del flamenco Ortelius bajo el nombre de “islas de los Galápagos“. Durante la colonia, el archipiélago fue visitado con frecuencia por los piratas que hicieron de ellas lugares de escondite o de descanso para arreglar sus naves.
Durante toda esta época (siglos XVII y XVIII) las Galápagos fueron “tierra de nadie”. Cualquier aventurero podía llegar a ellas y hacer lo que tuviera en gana.